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Qualche nuovo indizio su Tartessos ?


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Importante ritrovamento archeologico in Spagna getta luce sulla misteriosa cultura tartessiana

 
statue tartesso Due volti femminili rinvenuti negli scavi archeologici. Foto:CSIC.

Ricercatori del CSIC spagnolo portano alla luce cinque busti in pietra del V secolo a.C. nel sito di Casas de Turuñuelo a Guareña (Badajoz), gettando nuova luce sulla misteriosa cultura tartessiana. Nei campi di Las Vegas del Guadiana, sono stati presentati questo martedì mattina i primi volti di sculture della cultura tartessiana, relativa cioè alla città di Tartesso. Si tratta di una antica civiltà che prese il nome dal fiume Guadalquivir, chiamato anticamente Tartessos, e che si sviluppò nella Penisola Iberica sud-occidentale, considerata una delle più importanti culture autoctone dela penisola iberica, che commerciava con fenici e greci, e che durò almeno fino al V secolo a.C.

La misteriosa civiltà di Tartessos, sul fiume Guadalquivir

I nuovi ritrovamenti stanno rendendo sempre più difficile sostenere l’antica teoria che la civiltà di Tartesso non avesse entità propria. Nella quinta campagna di scavi archeologici condotta da un team del CSIC presso il deposito di Casas de Turuñuelo a Badajoz sono stati rinvenuti cinque insoliti busti antropomorfi risalenti al V secolo a.C. che cambiano l’interpretazione della storia. I volti hanno una qualità che si riteneva impensata in quel periodo. Nell’area è in corso di escavazione un grande edificio a due piani con oltre 2.500 anni di antichità che sta letteralmente gettando luce sul passato del Mediterraneo.

Un ritrovamento archeologico molto importante

Questo straordinario ritrovamento, informa il CSIC, rappresenta un profondo cambio di paradigma nell’interpretazione di Tartesso, tradizionalmente considerata una cultura aniconica per la rappresentazione della divinità attraverso motivi animali o vegetali, o attraverso betilos (pietre sacre). Infine, il ritrovamento non fa che sottolineare ulteriormente sia l’importanza del sito sia l’importanza della cultura tartessiana nella valle del Guadiana durante i suoi ultimi momenti.

https://www.itagnol.com/2023/04/importante-ritrovamento-archeologico-spagna-getta-luce-misteriosa-cultura-tartessiana/

 

 
 
 

Hallazgo histórico: descubiertos los primeros rostros humanos en la antigua Tartessos

Se trata de un descubrimiento inédito al representar rostros humanos, algo desconocido en esta civilización

 

Las excavaciones en el yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, en las proximidades de Guareña (Badajoz), han sacado a la luz los restos de cinco relieves antropomorfos del siglo V a.C., los primeros pertenecientes a la cultura tartésica, la mítica civilización prerromana que ocupó el suroeste de la Península Ibérica entre los siglos VIII y IV a.C. El descubrimiento se ha realizado durante la excavación del sector este del yacimiento, el área por el que se accede al patio del edificio donde se documentó un masivo sacrificio de animales, principalmente caballos. Lo insólito del nuevo hallazgo es que las representaciones corresponden a rostros humanos, lo que supone un cambio de paradigma en la interpretación de la cultura tartésica, considerada anicónica por representar la divinidad a través de piedras sagradas y de motivos animales o vegetales.

Hallazgo histórico: descubiertos los primeros rostros humanos en la antigua Tartessos

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Tartessos, el misterioso pueblo que habitó el sur de la Península y que se va desvelando lentamente frente a falsos mitos

Tartessos en la Península Ibérica.
Tartessos en la Península Ibérica. Carlos Gámez

De Tartessos se han escrito tantas falsedades como verdades. Que si fue una gran civilización prerromana y coetánea de la fenicia y la griega; un rico imperio que se extendía de Huelva a Murcia; un reino floreciente que tuvo su sede en el sur de la Península; un foco de civilización en el extremo de Occidente; que albergó la mítica Atlántida... Se han visto cosas que no estaban por las ganas de dotar al mito de carne, de verdad.

 

A ello contribuyeron los escritores griegos o lo que hemos sabido del todo de lo que dejaron escrito. Éforo, Heródoto, Plinio o Rufo Festo Avieno se refirieron a Tartessos. En el siglo V a. C., Heródoto habló de emporio de gran riqueza más allá de las Columnas de Hércules. Eso llevó a muchos a pensar que Tartessos era un cuerpo de agua, acaso un río, o un puerto de la costa sur de España.

 
 
 

Como dice Carlos Gonzalez Wagner, profesor de Historia Antigua de la Universidad Complutense de Madrid, "Tartessos ha sido, y aún hoy lo es en gran medida, el tema estelar en la investigación de nuestro pasado, allí donde la Historia comienza a perder sus contornos para mezclarse con el mito y la leyenda".

 

Los primeros rostros de Tartessos

Por eso es tan buena noticia que los arqueólogos hayan encontrado los primeros rostros desenterrados de Tartessos, descubrimiento que supone "un profundo cambio de paradigma". Se trata de cinco insólitos bustos antropomorfos datados en el siglo V antes de Cristo que cambian la interpretación de la historia.

 
Esculturas tartésicas halladas en el yacimiento arqueológico del Turuñuelo de Guareña, en Badajoz, presentadas el 18 de abril de 2023. Esculturas tartésicas halladas en el yacimiento arqueológico del Turuñuelo de Guareña, en Badajoz, presentadas el 18 de abril de 2023. SAMUEL SÁNCHEZ / CSIC

Han sido hallados en la quinta campaña de excavaciones realizadas por un equipo del CSIC en el yacimiento Casas de Turuñuelo de Badajoz. Empezaron en 2015 y no han dejado de encontrarse con sorpresas sobre la civilización que habitó en el suroeste de la Península Ibérica entre los siglos IX y V antes de nuestra era.

 

Qué fue Tartessos

Se han identificado más de 20 yacimientos tartésicos en toda España. De ellos tres se han excavado intensamente en el Valle del Guadiana: Cancho Roano, La Mata y el mencionado de Casas de Turuñuelo. De todo ello se ha concluido que Tartessos fue una civilización rica y próspera formada en la Península a partir de una mezcla de pueblos indígenas y colonizadores griegos y fenicios.

 
 
Excavaciones en el yacimiento tartésico de El Turuñuelo, Guareña Excavaciones en el yacimiento tartésico de El Turuñuelo, Guareña DIPUTACIÓN DE BADAJOZ

Esta civilización, que los griegos creyeron la primera de Occidente, se desarrolló en las actuales provincias de Badajoz, Huelva, Sevilla, Cádiz, Málaga y Jaén, así como en el Algarve y el Alentejo portugueses. Existió durante el Bronce tardío y la primera Edad del Hierro.

Al parecer, su eje fue un río, el río Tartessos, que pudo ser el que los romanos llamaron luego Betis (Guadalquivir) o las bocas del Odiel con el Tinto, en Huelva. Desarrollaron presumiblemente una lengua y escritura y, en su fase final, tuvieron influencias culturales de egipcios y fenicios.

 

La tradición literaria clásica dice que su forma de gobierno era la monarquía y que poseían leyes escritas en verso en tablas de bronce. Se mencionan varios reyes mitológicos (entre ellos Gárgoris y Habidis), pero el primero histórico fue Argantonio.

Es el mayor yacimiento a cielo abierto de Europa explotado por los tartesos y los romanos. La continua actividad durante siglos ha dado lugar a un paisaje que parece sacado de otro planeta. Además, el color rojizo de las aguas del río debido a su alto contenido en sales ferruginosas y sulfato férrico también ayuda. Las minas de Riotinto fueron explotadas por los tartessos. Wikimedia Commons/David Perez

Lo que las excavaciones nos cuentan

En Casas de Turuñuelo se han hallado los primeros rostros desenterrados de Tartessos, pero antes, Cancho Roano, descubierto en 1978, ha ido dando mucha información. Ubicado en Zalamea de la Serena (Badajoz), aquí se hallaron los restos de tres templos tartésicos -cada uno sobre las ruinas del anterior-, el más reciente construido a finales del siglo VI a.C. Luego, a finales del siglo V, los habitantes del lugar lo dejaron todo.

 

Los arqueólogos han sabido que aquellos tartésicos realizaron un ritual en el que sacrificaron y comieron animales, y luego desecharon los restos en un pozo. A continuación, prendieron fuego al templo y lo sellaron con arcilla. Dentro, con las llamas, dejaron todo tipo de objetos, herramientas de hierro y hasta joyas de oro.

Hallados restos animales sacrificados en el santuario tartésico El Turuñuelo Hallados restos animales sacrificados en el santuario tartésico El Turuñuelo CSIC

Claro que aquello no sólo pasó en Cancho Roano. Los tartesios siempre destruían sus casas. Las excavaciones han mostrado que siempre vaciaban vasijas y ánforas y quemaban el edificio.

 

Olvidar la Atlántida

La primera referencia que se ha querido ver de Tartessos procede de su identificación con el nombre Tarshish que aparece mencionado en la Biblia. Muchos autores consideran que se refiere más bien a algún puerto del mar Rojo, algún lugar de la India o a un tipo de nave que viajaba hacia esa zona, explica María Eugenia Aubet en su libro Tiro y las colonias fenicias de Occidente.

El mito que vinculó Tartessos con la leyenda de la Atlántida nace en 1922 con Adolf Schulten. Se creía que tanto la Atlántida como Tartessos eran sociedades avanzadas que colapsaron cuando sus ciudades se perdieron bajo las olas. 

Representación artística de la Atlántida. Representación artística de la Atlántida. ARCHIVO

Casi un siglo después, Richard Freund dijo haber encontrado pruebas sólidas de la ubicación en el parque nacional de Doñana basándose en estudios subterráneos y submarinos y la interpretación del sitio arqueológico Cancho Roano como "ciudades conmemorativas" reconstruidas a imagen de la Atlántida.

Los científicos y arqueólogos españoles, mucho más serios, siguen rechazando esas interpretaciones entusiasmadas pero fantasiosas. No hay datos ni pruebas que sostengan la afirmación de que Tartessos era aquella mítica Atlántida. 

 

https://www.20minutos.es/noticia/5120197/0/tartessos-el-misterioso-pueblo-que-habito-el-sur-de-la-peninsula-y-que-se-va-desvelando-lentamente-frente-a-los-falsos-mitos/

Tartesso (in greco antico: Τaρτησσòς, Tartēssòs, in latino: Tartessus) è stata un'antica città-stato protostorica la cui ubicazione è ipotizzata (tradizionalmente) nell'Iberia meridionale, in particolare in Andalusia, nell'area del delta del Guadalquivir.

 

260px-Tartessos_in_Iberia.svg.png L'area culturale di Tartesso
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Nuove ricerche scientifiche basate sull'analisi degli isotopi dei minerali d'argento trovati in "fenicia" comparati agli antichi documenti, indicano con maggior probabilità la Sardegna come l'isola di Tartesso.

La sua potenza a lungo egemone nei mari d'Occidente, grazie all'esportazione in particolare di metalli, fu sostituita dall'arrivo dei Fenici dopo l'VIII secolo a.C. i quali, in seguito si sostituirono progressivamente ai tartessi. Il dominio fenicio sarebbe durato sino all'imporsi nel Mediterraneo occidentale della talassocrazia focea (VI secolo a.C.).

Tartesso fu sottomessa da Cartagine verso il 500 a.C.

Tartesso nelle fonti antiche

Tartesso nella Bibbia?

È probabilmente menzionata nell'Antico Testamento con il nome di Tarsis. Se ne parla tra l'altro nel libro del profeta Ezechiele:

«Tarsis commerciava con te [Tiro] per le tue ricchezze di ogni specie, scambiando le tue mercanzie con argento, ferro, stagno e piombo...»

(Ez., 27.12)

In effetti con questo nome i Greci chiamavano l'estremo Occidente, dal quale provenivano i metalli, in particolare l'argento e lo stagno.

Tartesso è la Turdetania?

Strabone (I secolo a.C.) riferisce:

«I Turdetani [probabilmente i Tartessiani] sono i più civilizzati tra gli iberici: conoscono la scrittura e possiedono libri antichi, e anche poemi e leggi in versi che essi consideravano antichi di settemila anni...»

(Strabone, Geografia III, 2-8)

Tartesso è citata anche dallo storico latino Rufo Festo Avieno, che la identifica con Gades nell'opera Ora Maritima.

Eventi storici

Il territorio dove si ritiene fosse collocata Tartesso era sede durante il II millennio a.C. di un'importante facies culturale che si estendeva anche al Portogallo meridionale e all'Estremadura chiamata bronzo iberico del sud-ovest. Segni di una cultura materiale specificamente tartessica compaiono tra la tarda età del bronzo e l'età del ferro.

110px-Piedra_de_nora224.jpg La stele di Nora riferisce forse di una spedizione militare fenicia a Tartesso.

Tarda età del bronzo (1200 a.C.-900 a.C.)

In questa fase si ha l'apparizione di insediamenti stabili dove si ha anche testimonianza di una certa stratificazione sociale . I primi villaggi tartessici vengono datati quindi a questa tappa finale dell'età del bronzo; erano composti da case a pianta circolare ed erano situati in luoghi strategici da dove si potevano dominare le vie di accesso e le risorse agricole o minerarie del territorio circostante. Alcuni dei più importanti siti di questa epoca sono:

  • Setefilla (Siviglia)
  • Carmona (Siviglia)
  • Montemolín (Siviglia)

 

 

 

Età proto-orientalizzante (900 a.C.-700 a.C.)Modifica

220px-Estela_Decorada_del_Guerrero.JPG Stele da Almargen

Nel bronzo finale si ha un incremento sia della popolazione che degli oggetti in metallo (anche preziosi). I villaggi sono ancora costituiti da capanne circolari con pareti di fango e rami. La società è dominata da una élite militare le cui testimonianze archeologiche sono delle statue stele riproducenti dei guerrieri.

Nell'800 a.C. circa si registrano le prime influenze tartessiche in Andalusia orientale dove si intensifica lo sfruttamento delle miniere di argento nell'area del fiume Tinto.

220px-Astarte_-_Fragment_of_a_brooch_-_7 Il cosiddetto "Bronzo Carriazo" rappresentante la dea fenicia Astarte

Età orientalizzante (700 a.C.-650 a.C.)

L'età del ferro coincide con l'apogeo socio-culturale di questa civiltà; in alcuni centri vengono costruite delle mura difensive come nel caso dell'insediamento di Tejada la Vieja. La fondazione di enclavi commerciali fenicie avviò un processo di acculturazione con la conseguente adozione di nuove tecniche quali la ruota del vasaio o la tecnica della filigrana nel campo dell'oreficeria. Per quanto riguarda le usanze funebri il rito dell'incinerazione dei defunti sostituisce quello più antico dell'inumazione.

220px-Maqueta_de_Cancho_Roano.jpg Modello del sito di Cancho Roano

Età tarda (650 a.C.-500 a.C.).

Di questo periodo ci è noto anche il nome di un re di Tartesso, Argantonio. Primo re di cui si ha evidenza storica e ultimo re di Tartesso. Visse 120 anni secondo Erodoto, sebbene alcuni storici ritengano che sotto questo alcuni storici ritengano che sotto questo nome siano in realtà raggruppati vari regnanti conosciuti con il medesimo nome. Lo stesso Erodoto riferisce che il suo regno durò 80 anni. Favorì il commercio con i greci, in particolare con la città di Focea che, durante il suo regno, istituì proprie colonie costiere nei pressi di Tartesso. I greci di Focea fondarono infatti in quel periodo due colonie in Spagna, Mainake (a est dell'odierna Malaga) e Hemeroskopeion (nella zona de Peñón de Ifac, presso Dénia).

Nella battaglia navale di Alalia (presso l'attuale Aleria) i Focesi vennero sconfitti dai Cartaginesi e Tartesso perse un forte alleato commerciale. Con la fine del predominio focese attuato da Cartagine e dagli Etruschi attorno al 535, in conseguenza dell'estensione dell'egemonia cartaginese, Tartesso fu distrutta da Cartagine. Tartesso sembra sparire dalla storia proprio in conseguenza della battaglia di Alalia.

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Nuove ipotesi di collocazione di Tartesso

L'ipotesi che localizza Tartesso nella foce del Guadalquivir ha perso consistenza in questi ultimi anni e vari studiosi si sono espressi in maniera fortemente dubitativa circa la collocazione di Tartesso nella penisola iberica. Per esempio:

- Sabatino Moscati (1992), l'esperto di studi fenici, rifiuta la collocazione di Tartesso in terra di Spagna considerandola “altamente improbabile” e precisando che “solo tra l’VIII e il VI sec. a.C. la regione di Huelva e del basso Guadalquivir conobbe un fenomeno culturale rilevante ma solo grazie all'apporto dei Fenici”.

- C. G. Wagner e J. Alvar (2003), studiosi e storici spagnoli, smentiscono l'esistenza, nella valle del Guadalquivir, di una cultura di alto livello risalente all'Età del Bronzo per “l'assenza di una continuità culturale che la giustifichi". Per essi, inoltre, il periodo in questione si caratterizza per l'esistenza di un'"Epoca Oscura" che prevede “insediamenti insignificanti e poco importanti”.

Lo stesso Adolf Schulten, l'archeologo tedesco che nel ‘900 dedicò la sua esistenza alla vana ricerca delle antiche vestigia di Tartesso nella foce del Guadalquivir, arresosi davanti alla completa assenza di riscontri archeologici, invitava a estendere le ricerche ad altre regioni.

Tartesso in Sardegna

Gli studiosi moderni che rifiutano le dislocazioni iberiche, si limitano però solo a dimostrarne l’inconsistenza in terra spagnola senza presentare alcuna ipotesi alternativa; lo specialista del testo biblico Card. Gianfranco Ravasi (Presidente della Pontificia Commissione di Archeologia), rispettando la collocazione occidentale di Tarsis-Tartesso, sostiene invece una secca alternativa alla Spagna, proponendo di identificare la misteriosa località con la Sardegna.

La localizzazione di Tartesso in Sardegna è stata sostenuta anche da Giuseppe Mura nel libro Tartesso in Sardegna.

https://it.m.wikipedia.org/wiki/Tartesso


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Tartessos: el enigma del reino perdido de la península ibérica

El origen de la enigmática cultura orientalizante del sur de la Península Ibérica ha dado pie a un sinfín de hipótesis, ¿eran fenicios o tal vez sean la Atlántida perdida de Platón? Lo más probable es que se trate de una cultura local.

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Foto: Photoaisa
 
 
 
 

según cuenta el Antiguo Testamento, en el siglo X a. C. las naves de Salomón, el rey de Israel, volvían cada tres años cargadas de oro de un lejano y misterioso lugar llamado Tarsis: "El rey Salomón tenía en el mar naves de Tarsis con las de Hiram [rey de Tiro], y cada tres años llegaban las naves de Tarsis, trayendo oro, plata, marfil, monos y pavones". La cita procede del Libro de los Reyes, escrito allá por el siglo VII a.C., pero nos remite tres siglos atrás, cuando la opulencia mineral del sur de la península Ibérica atraía hasta el otro extremo del Mediterráneo a los primeros navegantes semitas.

 

 

La mayoría de historiadores lo tiene claro: el primer autor que mencionó a Tarsis se estaba refiriendo a las relaciones comerciales que los israelitas mantenían con Tartessos, el reino situado más allá de las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar), en el Bajo Guadalquivir, que rigió el mítico rey Argantonio. Desde esta primera mención, el aura enigmática en torno a Tartessos no se ha desvanecido. Viajeros, filólogos y arqueólogos se han lanzado durante decenios a la búsqueda de los restos de aquella civilización que floreció entre los años 1000 y 500 a.C., para desaparecer luego y caer en un olvido silencioso que ha durado hasta hace poco, inmersa en una nebulosa de incertidumbres y conjeturas.

TARTESSOS Y LA ATLÁNTIDA

El interés por la misteriosa Tartessos se remonta a la Antigüedad. Diversos historiadores y viajeros griegos de los siglos VI al IV a.C. dejaron constancia de lo que se sabía, o creía saberse, sobre aquella civilización. Tal fue el caso de Hecateo de Mileto, de Heródoto y, sobre todo, de Avieno, que en su Ora marítima hablaba de un río llamado Tartessos que ceñía la isla en la que se encontraba la ciudad, también denominada Tartessos. Otro autor del siglo IV a.C., Eforo, se refería igualmente a "un mercado muy próspero, la llamada Tartessos, ciudad ilustre, regada por un río que lleva gran cantidad de estaño, oro y cobre de Céltica".

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El Antiguo Testamento menciona las naves que Salomón enviaba a Tarsis, identificada con Tartessos, y que volvían cargadas de metales preciosos y productos exóticos. salomón y la reina de Saba en un relieve de la Puerta del Paraíso del baptisterio de Florencia.

 

Foto: Scala

A todos ellos se sumó una referencia aún más intrigante, la de la Atlántida cantada por Platón en sus Diálogos, particularmente en el Timeo, y que muchos no dudaron en identificar con Tartessos. ¿A qué, si no, podría aludir Platón cuando describe la Atlántida como "una gran isla, más allá de las columnas de Heracles, rica en recursos mineros y fauna animal"? 

El primer autor que intentó localizar con exactitud Tartessos fue un filólogo, Antonio de Nebrija, responsable de la primera gramática castellana

Incluso arqueólogos contemporáneos han creído hallar los restos de la Atlántida en la región tartesia. Pero, de momento, se trata de una conexión imposible, basada más en las fabulaciones que en las certezas. Tal es caso de la tesis del francés Jacques Collina-Girard, que ubicó en 2001 la Atlántida en la isla Espartel, a medio camino entre Cádiz y Tánger; y de los avistamientos de Rainer Kuehne, quien en 2004 dijo haber localizado con imágenes aéreas los vestigios del templo de "plata" consagrado a Poseidón y el templo "dorado" levantado en honor a Cleito en la Marisma de Hinojos, cerca de Cádiz.

 

Al margen de la cuestión de la Atlántida, el primer autor que intentó localizar con exactitud Tartessos fue un filólogo, Antonio de Nebrija, responsable de la primera gramática castellana. En 1492, Nebrija identificó Tartessos con el río Betis (Guadalquivir) y con el paisaje de brazos marinos que formaba el río en su desembocadura. Pero las conjeturas de Nebrija, emitidas desde la intuición, no contaban con ningún tipo de respaldo arqueológico.

 

Algunos arqueólogos contemporáneos han creído hallar los restos de la Atlántida en la región tartesia.

TRAS LAS RIQUEZAS DE ARGANTONIO

La investigación arqueológica se hizo esperar hasta el siglo XIX. El primero que removió las entrañas andaluzas en busca de Tartessos fue George Bonsor, un pintor anglofrancés que quedó fascinado por los paisajes de Andalucía y que, desde la década de 1880, cambió lienzo y acuarela por pico y pala en cuanto comprobó el potencial arqueológico que se extendía bajo sus pies. Nadie le había enseñado a excavar, pero su ilusión pudo más que su bisoñez. Bonsor recuperó un alijo de piezas tartésicas en diversas necrópolis sevillanas como las de Cruz del Negro, Carmona, Setefilla y Cerro del Trigo.

A Bonsor lo siguió el alemán Adolf Schulten, gran impulsor de la investigación en el yacimiento de Numancia, de donde salió enemistado con las autoridades culturales españolas. Schulten quería seguir el ejemplo de su compatriota Schliemann, que había desenterrado Troya gracias a su fe en las fuentes clásicas. La Ora marítima de Avieno sería para Schulten lo que la Ilíada había sido para Schliemann; y el Coto de Doñana haría las veces de colina de Hissarlik, en Turquía, donde Schliemann encontró, en 1873, la Troya cantada por Homero.

La obra de Schulten sirvió para ordenar todos los conocimientos que se tenían sobre la antigua civilización del Guadalquivir

Schulten pretendía demostrar que Tartessos yacía en las Marismas de Doñana y pasó a la acción con la ayuda de Bonsor. Se hizo con las herramientas necesarias y dirigió la ambiciosa aventura de localizar allí Tartessos. Pero al final lo único que encontró fueron unas ruinas de época romana en el llamado Cerro del Trigo. Schulten fracasó, pero su contribución no dejó por ello de ser importante. Su obra Tartessos, publicada en 1924, sirvió para ordenar todos los conocimientos que se tenían sobre la antigua civilización del Guadalquivir y constituyó el punto de partida de investigaciones posteriores.

EL TESORO DEL CARAMBOLO

Todos los testimonios legados por las fuentes se refieren a Tarsis o Tartessos como una civilización de alma metalúrgica: "El más elegante de los mercados, la ciudad del oro y la plata...". Tanto es así que Argantonio, el rey tartesio por antonomasia, lleva la plata (Arg-) incorporada a su nombre. 

Pero la literatura se elevó a certeza arqueológica el 30 de septiembre de 1958, el día en que una cuadrilla de obreros que trabajaban en un terreno de un club de cazadores de Sevilla –la Real Sociedad de Tiro al Pichón–, en la localidad de Camas, cuatro kilómetros al oeste de Sevilla, hizo un sensacional descubrimiento: un recipiente de barro en cuyo interior aparecieron 16 placas, dos brazaletes, dos pectorales y un collar. Todas las piezas eran de oro macizo y pesaban casi tres kilos. Después de analizarlas, el arqueólogo Juan de Mata Carriazo concluyó que era "un tesoro digno de Argantonio".

El hallazgo del tesoro de El Carambolo (se lo llamó así por el cerro de 91 metros de altura, de este nombre, en el que se encontró) alborotó los foros científicos cuando muchos se resignaban ya a una Tartessos virtual. El Carambolo se convirtió en la imagen de cabecera de la cultura tartesia y Juan de Mata Carriazo, en el padrino del descubrimiento. Durante tres años, Mata Carriazo excavó el yacimiento que representaba a la Tartessos tangible. Desenterró muros, estudió cerámicas, cotejó niveles estratigráficos y demostró, por fin, que Tartessos no era una alucinación de los autores de la Antigüedad.

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Pectoral de oro en forma de piel de toro, procedente de El Carambolo. Aunque este santuario es de tipo fenicio, su altar y los pectorales hallados, en forma de piel de toro extendida, constituirían un rasgo original del mundo tartesio.

 

Foto: Oronoz /Album

De este modo, los estudiosos pudieron definir un mapa de la civilización tartesia, que se extendía por la mitad sur de la Península. Diversos yacimientos quedaban, así, asociados con Tartessos: en la provincia de Huelva, los de La Joya y el Cabezo de San Pedro; en la de Sevilla, El Gandul y Carmona; en Córdoba, La Colina de los Quemados; en Bajadoz, Medellín y Cancho Roano, e incluso en Portugal se considera tartesio el yacimiento de Alcácer do Sal. También cabe incluir en el área tartesia la localidad gaditana de Mesas de Asta, la Asta Regia romana. El término Regia es una interesante pista sobre el tipo de organización política del mundo tartésico; investigadores como Manuel Bendala sospechan que alguna élite tartésica gobernó estas tierras antes de que Roma le pusiera nombre.

En años recientes, la cuestión que más debate ha suscitado en torno a la cultura de Tartessos es la de su relación con el mundo fenicio. A partir del siglo VIII a.C., navegantes y comerciantes fenicios fundaron ciudades y factorías en el sur peninsular, especialmente en las provincias de Málaga, Granada, Cádiz, Almería y Alicante; un territorio, pues, muy próximo al de los tartesios, con quienes sin duda los fenicios mantuvieron contactos de todo tipo, tanto económicos como culturales y artísticos.

¿TARTESIOS O FENICIOS?

Tradicionalmente, se ha pensado que ambas áreas, pese a la cercanía geográfica y a las relaciones que se establecieron entre ellas, permanecieron sustancialmente independientes una de otra. El territorio nuclear tartesio se ha ubicado tradicionalmente lejos de la costa, mientras que lo fenicio se asocia al litoral andaluz y alicantino. Sin embargo, algunos estudiosos plantean hoy en día que entre tartesios y fenicios se dio una auténtica fusión cultural, hasta el punto de que en términos arqueológicos se hace muy difícil distinguir en muchas ocasiones qué elementos son tartesios y cuáles fenicios.

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Pendiente de oro que representa un barco fenicio de guerra, dotado de un espolón para embestir las naves enemigas.

 

Foto: Dagli Orti / Corbis

Ésta es justamente la teoría que mantienen dos arqueólogos sevillanos, Álvaro Fernández Flores y Araceli Rodríguez Azogue, que entre 2002 y 2005 excavaron en el yacimiento de El Carambolo, ampliando la investigación que había llevado a cabo Mata Carriazo décadas atrás. En su opinión, El Carambolo no sería un asentamiento indígena, producto de la civilización tartesia, sino un santuario fenicio, dedicado a la diosa Astarté, que alcanzó su máximo esplendor en el siglo VII a.C. y se abandonó en el siguiente. Una sentencia que reduce Tartessos a atrezzo imaginario y cuya onda expansiva ha sacudido a la comunidad científica.

Ambos autores mantienen que el área de expansión colonial de los fenicios se extendió incluso a Extremadura. Creen que los objetos bautizados como tartésicos (entre ellos, el propio tesoro de El Carambolo) son la expresión colonial de un pueblo semita que se asentó en Cádiz allá por el siglo X a.C. para luego expandirse por la costa y el interior peninsular. De esta forma, El Carambolo sería un santuario fenicio, resultado de un cierto "mestizaje" entre lo semita y lo local. Se podría comparar con la colonización española de América tras la llegada de Cristóbal Colón. Si uno contempla la huella dejada por los españoles en catedrales o iglesias de América Latina, ¿las catalogaría como obras españolas o locales?

TARTESOESCÉPTICOS

Un congreso celebrado en Huelva en 2011, dio resonancia a las posiciones de los "tartesoescépticos", aquellos que dudan de que Tartessos pueda ser considerada como una cultura diferenciada. El debate se ha trasladado incluso a las vitrinas del Museo Arqueológico de Sevilla. Allí se exponen, también desde diciembre de 2011, las piezas del tesoro de El Carambolo, que durante décadas habían permanecido a buen recaudo en la caja fuerte de un banco. Pero ahora los visitantes leen una nueva denominación de origen: fenicia.

Sin embargo, para la mayoría de especialistas el dictamen de Fernández Flores y Rodríguez Azogue peca de atrevido. Creen, por el contrario, que en El Carambolo sí se advierten rasgos específicamente tartesios. Una evidencia de ello se encontraría en el altar con forma de piel de toro que ha aparecido en el epicentro del recinto sagrado, la misma forma de los pectorales del tesoro de El Carambolo. En ningún santuario fenicio se encuentran altares con este perfil; únicamente en territorio hispano.

Otros altares del área tartesia tienen la misma forma que el hallado en el Carambolo, como los de Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz) y Cerro de San Juan (Coria del Río, Sevilla). Cuenta el mito griego que Hércules, después de matar al gigante Gerión –el primer rey de Tartessos, según la leyenda–, se apropió de su rebaño de toros rojos, en el que fue el décimo de los doce trabajos atribuidos al héroe griego. Así, pues, el toro es el salvoconducto de Tartessos para no arder en la pira de las invenciones históricas.

 

PARA SABER MÁS

Ensayo

Tartessos desvelado

Álvaro Fernández Flores y Araceli Rodríguez Azogue

Almuzara, Córdoba, 2007

Ensayo

Tartessos. Contribución a la historia más antigua de Occidente

Adolf Schulten

Almuzara, Córdoba, 2006

Novela

Tartessos

Jesús Maeso de la Torre

Edhasa, Barcelona, 2003

 

https://historia.nationalgeographic.com.es/a/tartessos-el-enigma-del-reino-perdido-de-la-peninsula-iberica_6233

El Antiguo Testamento menciona las naves que Salomón enviaba a Tarsis, identificada con Tartessos, y que volvían cargadas de metales preciosos y productos exóticos. salomón y la reina de Saba en un relieve de la Puerta del Paraíso del baptisterio de Florencia.

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Inviato

Pettorale d'oro a forma di pelle di toro, proveniente da El Carambolo. Sebbene questo santuario sia di tipo fenicio, il suo altare ei pettorali rinvenuti, a forma di pelle di toro allungata, costituirebbero un elemento originale del mondo tartessiano.

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Orecchino in oro raffigurante una nave da guerra fenicia, dotato di ariete per speronare le navi nemiche.

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Inviato

I primi rapporti tra Greci e Tartesso, nella narrazione di Erodoto, Le Storie  I , 163 .

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Inviato

Trovo molto interessanti i massicci “orecchìni” portati dalle due teste in apertura.

Ricordano per la particolare forma gli orecchini ad elice che decorano la raffigurazione di Aretusa sulle monete siracusane firmate da Eukleidas intorno alla fine del V secolo a.C. 

 


  • 7 mesi dopo...
Inviato
 

el turuñuelo: uno de los descubrimientos más importantes de la arqueología mediterránea

En 2014 aparecieron en Guareña (Badajoz) los indicios de un edificio imponente que fue sellado tras un sacrificio masivo de animales. La excavación del patio del Turuñuelo es uno de los hechos arqueológicos más sobresalientes de la historia antigua mediterránea.

 
 

entre finales del siglo V y comienzos del siglo IV a.C. fueron destruidos ritualmente y sellados una serie de edificios monumentales situados en el curso medio del río Guadiana, en Extremadura. Como único testimonio de su presencia quedaron en algunos casos túmulos, montículos artificiales bajo los cuales yacían los restos arquitectónicos. A finales de la década de 1970 salió a la luz fortuitamente una de aquellas imponentes construcciones, conocida como Cancho Roano. Pero el siguiente y espectacular hallazgo no tuvo que ver con el azar, sino con la metódica labor de los arqueólogos.

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UN EDIFICIO TARTÉSICO

 

En mayo de 2014, un pequeño equipo de la Universidad Autónoma de Madrid, dirigido desde el Instituto de Arqueología del CSIC, eligió el túmulo que reunía las mejores condiciones de conservación, en la finca Casas del Turuñuelo, de Guareña (Badajoz), para realizar un sondeo y extraer información sobre el paisaje antiguo mediante el estudio del polen y las semillas. También se quería certificar, a través de la cerámica, que se trataba de un edificio del tipo de Cancho Roano y que, como este, dataría del período final de la cultura tartésica, que había florecido durante doscientos años en el suroeste peninsular, a raíz del comercio con los fenicios. Pero los trabajos planeados para una semana se alargaron casi un mes. La magnitud del túmulo, la envergadura de los muros que afloraban y la riqueza del material descubierto llevaron a los arqueólogos a solicitar a la Junta de Extremadura, en 2015, un permiso para una excavación más amplia del yacimiento.

UNA EXCAVACIÓN LLENA DE SORPRESAS

Los resultados de la segunda campaña, desarrollada durante aquel año, fueron espectaculares. Salió a la luz la llamada Estancia 100, un espacio de 70 metros cuadrados donde se había levantado un altar en forma de piel de toro característico de los santuarios tartésicos. La cámara estaba cerrada por gruesos muros de adobe enlucidos de rojo y disponía de una puerta orientada al sol naciente, flanqueada por dos pilares también de adobe. Aparte de más de 200 platos y una caja de marfil que guardaba cuentas de un collar de vidrio, el hallazgo más extraordinario fue un sarcófago o bañera esculpido sobre un gran bloque de mortero de cal, algo inédito en la península Ibérica. Aún fue más sorprendente comprobar que esa amplia estancia estuvo cubierta con una bóveda de ladrillo, técnica que en la península Ibérica no se había documentado hasta época romana.

En la Estancia 100 del Turuñuelo se encontraron más de 200 platos y una caja de marfil que guardaba cuentas de un collar de vidrio y un sarcófago o bañera esculpido sobre un gran bloque de mortero de cal.

En 2017 se organizó una larga campaña de excavación de tres meses gracias a la ayuda de la Diputación Provincial de Badajoz y la Secretaría General de Ciencia de la comunidad extremeña. Se excavó la denominada "habitación del banquete", donde se recuperó un rico ajuar compuesto por bronces, hierros y cerámica de alta calidad, todo ello relacionado con un banquete celebrado antes del abandono del recinto. Siguió un nuevo e impresionante descubrimiento: una escalinata de casi tres metros de altura y once peldaños; los seis inferiores se habían construido con bloques fabricados con mortero de cal (una técnica que sólo se había documentado en época romana) imitando sillares de piedra; los restantes estaban hechos con losas de pizarra sobre adobe. La escalinata desembocaba en un patio abierto, lo que dejaba claro que el edificio contó en su momento con dos plantas.

UNA HECATOMBE EN EL PATIO

 

La excavación del patio del Turuñuelo es uno de los hechos arqueológicos más sobresalientes de la historia antigua mediterránea. Este amplio espacio, de casi 125 metros cuadrados, estaba ocupado por más de medio centenar de animales sacrificados –en especial caballos, mulas y burros– a modo de hecatombe u ofrenda a la divinidad. No menos impactantes fueron los restos materiales hallados: vidrios procedentes de Macedonia y el área cartaginesa, un completo sistema de pesas de bronce y una escultura hecha en mármol de las canteras del monte Pentélico, junto a Atenas, cuyo pedestal conservaba restos del azul egipcio con que estuvo pintado. Un ancho pasillo de grandes lajas de pizarra atravesaba el patio hasta una puerta monumental de cinco metros de ancho, que debió de ser la entrada principal al edificio y fue derribada tras el sacrificio de animales; los arqueólogos aún han de cruzar este umbral.

 

En el patio del Turuñuelo se localizaron medio centenar de animales sacrificados (caballos, mulas y burros) a modo de hecatombe u ofrenda a la divinidad.

La excavación del patio supuso un verdadero desafío para los arqueólogos, puesto que los materiales con que fue cubierto para sellarlo tenían un espesor de 4,22 metros. La capa superior estaba compuesta de 30 centímetros de arcilla amarilla; por debajo se sucedían otras capas formadas con materiales procedentes de la destrucción ritual del recinto, como ladrillos, adobes y fragmentos de la bañera de la habitación del banquete, y restos de ánforas. Hacia la mitad del relleno, en un mismo nivel, aparecieron en cuatro puntos del patio aglomeraciones de piedras de cuarcita con cenizas y carbones: eran antiguas hogueras en las que se asaron piezas de carne (de vaca en un caso y de équido en otro); junto a ellas había numerosos fragmentos de ánforas, cuyo contenido quizá se consumió durante el banquete. En ese mismo nivel se recogió una enorme cantidad de semillas esparcidas por toda la superficie, sobre todo de cebada.

 

NUEVOS HALLAZGOS

Ya en 2018, se excavó una nueva habitación donde apareció el cuerpo de un hombre que yacía junto a una puerta tapiada; a su lado había tres braseros de bronce. Además de las excavaciones, que por ahora abarcan menos del veinte por ciento del túmulo, se están estudiando los animales sacrificados en el patio para entender el significado de tan extraordinaria hecatombe, al tiempo que se analiza el cadáver para conocer su ADN, dieta y posibles enfermedades, aunque los mayores esfuerzos se centran en el estudio de las novedosas técnicas constructivas del monumento. La complejidad de estas tareas fue reconocida en 2018 con la concesión del Premio Nacional de Arqueología y Paleontología de la Fundación Palarq al proyecto "Construyendo Tarteso", que estudia los grandes edificios tartésicos de adobe excavados en las últimas décadas.

Se están analizando los restos de animales hallados en el patio del Turuñuelo para conocer su ADN, dieta y posibles enfermedades.

 

Por los hallazgos realizados, resulta inevitable conferir a este recinto un prominente valor religioso. Pero estos edificios monumentales que jalonan el Guadiana también debieron de controlar en su momento ese rico y vasto territorio, y sabemos que en aquellos tiempos el poder político y el religioso a veces se entremezclan y confunden. Seguro que el túmulo aún esconde sorpresas que ayudarán a desvelar el verdadero uso de esta construcción.

Vista del patio con la hecatombe animal y la escalinata que da acceso a la planta principal del edificio. Foto: Construyendo Tarteso

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